Diabetes en gato

Pancreatitis en gatos

El objetivo en el manejo de la diabetes es mantener reguladas las concentraciones de glucosa, evitando picos y caídas. Un control adecuado puede reducir o eliminar los signos de diabetes, como la sed y la micción excesivas.

Tras el diagnóstico, su veterinario utilizará el peso de su gato para determinar la dosis de insulina necesaria. Su veterinario también recomendará un cambio en la dieta de su gato, ya que es una parte integral del éxito del tratamiento de la diabetes en gatos.

Al inicio del tratamiento, es importante vigilar de cerca los signos clínicos de su gato (ingesta de agua y comida, actividad, frecuencia de micción, etc.), el nivel de glucosa en sangre y los niveles de glucosa en orina para asegurarse de que la dosis es correcta. Basándose en este control, su veterinario puede ajustar la dosis según sea necesario a lo largo de varias semanas o meses para ayudar mejor a su gato.

Algunos gatos con diabetes ya no necesitan insulina tras unas semanas o meses de tratamiento, una situación conocida como remisión clínica. Esto no significa que la diabetes de su gato se haya curado, sólo que está estable. Debe seguir cuidando la dieta y el estilo de vida de su gato. Más adelante puede ser necesario un tratamiento con insulina, por lo que es importante seguir con las revisiones periódicas.

Glucosa en gatos

La diabetes felina es una afección médica caracterizada por una respuesta deficiente a la insulina o resistencia a la insulina, que conduce a niveles elevados de glucosa en sangre. Esto puede causar una amplia gama de síntomas en los gatos que pueden o no ser fácilmente perceptibles. El diagnóstico y el tratamiento precoces son cruciales cuando se trata de diabetes felina, así que considere la posibilidad de visitar a un veterinario si su gato muestra síntomas.

Como padre de una mascota, es importante reconocer los síntomas de la diabetes felina para saber cuándo su gato necesita ir al veterinario. La diabetes en los gatos puede pasar desapercibida fácilmente si no sabe qué buscar, sobre todo si su gato pasa mucho tiempo en el exterior. Si quiere mantener sano a su gato, estos son algunos de los síntomas de la diabetes felina que debe conocer.

La poliuria, que es un nombre elegante para la micción frecuente, es uno de los síntomas más comunes de la diabetes felina. En realidad, la poliuria en los gatos se caracteriza por un volumen anormalmente grande de orina al día. Si su gato orina más de lo normal para su peso, es señal de que algo no funciona bien.1

Golosinas para gatos diabéticos

La diabetes mellitus (más conocida simplemente como "diabetes") es una enfermedad en la que existe una deficiencia de insulina producida de forma natural en el organismo. Puede tratarse de una "deficiencia absoluta" (no se produce suficiente insulina), de una "deficiencia relativa" (el organismo no responde adecuadamente a la insulina disponible) o de una combinación de ambas. La insulina es vital para mantener los niveles de azúcar en sangre dentro de los límites aceptables, y también es fundamental para facilitar que las células del cuerpo utilicen el azúcar en sangre (glucosa) como fuente de energía. La falta de insulina hace que la glucosa se eleve peligrosamente en el torrente sanguíneo, lo que provoca que se pierda en la orina. Un nivel alto de azúcar en sangre combinado con glucosa en la orina son los signos cardinales de la diabetes.

La diabetes puede dividirse en muchos tipos, siendo los dos más comunes el tipo I y el tipo II. Los gatos padecen casi exclusivamente diabetes de tipo II, que se caracteriza por una reducción de la respuesta del organismo a la insulina (denominada resistencia a la insulina), a menudo junto con una cantidad inadecuada de insulina producida.

Diabetes en gatos pdf

La diabetes mellitus es una enfermedad que afecta a la cantidad de glucosa, o azúcar, en la sangre de su gato. La diabetes se produce cuando el organismo de su gato produce muy poca insulina, deja de producirla por completo o tiene una respuesta anormal a la insulina.

Cuando su gato come, los carbohidratos se convierten en varios tipos de azúcares simples, incluida la glucosa. La glucosa se absorbe en los intestinos y pasa a la sangre, desde donde viaja a las células de todo el organismo. La insulina es necesaria para transferir la glucosa de la sangre a las células y utilizarla como fuente de energía. Si hay muy poca insulina disponible, la glucosa no puede entrar en las células y se acumula hasta alcanzar una concentración elevada en el torrente sanguíneo. Esto se conoce como hiperglucemia.

Como resultado, no hay suficiente energía para que las células funcionen normalmente y se vuelven "hambrientas". Con el tiempo, se produce una pérdida de peso a pesar del apetito voraz. La acumulación de glucosa en la sangre pasa a la orina y absorbe grandes volúmenes de agua, lo que provoca un aumento de la sed y la micción.

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